Excavado en el corazón del Pirineo, este valle de origen glaciar ocupa la cuenca superior del río Gállego y está rodeado de altas cumbres como Collaradada, Tendeñera o el Anayet y el gran macizo del Balaitus-Panticosa declarado reserva de la Biosfera junto con los vecinos valles de Ordesa y Monte Perdido.
La erosión glaciar ha esculpido un escarpado relieve de circos y profundos valles y uno de los mayores conjuntos de lagos o ibones de todo el Pirineo.
Fuentes termales que dan lugar al balneario de Panticosa emplazado entre ibones de montaña y altas cumbres. El clima fresco y húmedo facilita una vegetación de pastizales, bosques de pinos, robles o hayedos.
Pequeños pueblos de interesante arquitectura popular, recorren el valle. Algunos de ellos fueron abandonados por la construcción de embalses y hoy se recuperan al amparo del turismo.
Dos de las mejores estaciones de esquí del Pirineo, Formigal y Panticosa, así como el interesante Parque Faunístico de Lacuniacha.
Actividades culturales, deportivas y de ocio y todos los servicios turísticos que el visitante pueda desear le aseguran una agradable estancia