Recorrido por uno de los rincones más hermosos del Pirineo, el valle de Aguas Tuertas, que forma parte del término municipal de Ansó . A la grandiosidad del paisaje se une la presencia de dólmenes y otros restos megalíticos que nos hablan de lo remoto del poblamiento en estas tierras.
El punto de partida es la Selva de Oza o bien avanzar unos kilómetros más por pista y llegar en coche hasta donde se permita la circulación. Después seguiremos andando por la pista principal que, balizada con las marcas rojiblancas del GR-11, discurre por la margen izquierda del río Aragón Subordán. Caminaremos entre el bosque de hayas y pinos de umbría del Castillo de Acher, a nuestra derecha, y los prados que tapizan el fondo del valle de Guarrinza. Más tarde, por un sendero, ascenderemos al resalte rocoso que constituye el balcón que retiene el valle colgado de Aguas Tuertas, y por el que el Aragón Subordán se desploma en una cascada. Ganado este punto, se impone volver la vista atrás para dominar todo el valle de Guarrinza, sus laderas y los montes que lo enmarcan. Pasamos junto a un precario refugio de pastores y se abre ya ante nosotros el valle de Aguas Tuertas.
Podemos disfrutar de un corto paseo por este valle verde plagado de flores y pastado por caballos y ganado vacuno, en el que las aguas cristalinas serpentean en pronunciadas sinuosidades formando meandros y en determinadas zonas encharcan el terreno. Si queremos prolongar la excursión, cruzando el valle encontramos la senda hacia el ibón de Estanés.
La duración es de aproximadamente 3h y media y tiene escasa dificultad.